OMNICANALIDAD

LA OMNICANALIDAD, CLAVE PARA SATISFACER AL CLIENTE

Con la aparición del nuevo perfil de consumidor, como consecuencia del desarrollo de las nuevas tecnologías, la relación entre empresas y clientes ha cambiado de forma radical. En este contexto, surge la necesidad de crear nuevas estrategias, más personalizadas, dirigidas a lograr la fidelización de los usuarios. En este sentido, debemos tener en cuenta la importancia que tienen los distintos canales de comunicación.

Hasta hace no mucho se hablaba de multicanalidad, pero el cambio en el comportamiento del consumidor y los constantes avances tecnológicos han propiciado que las estrategias multicanales pierdan su eficiencia. Hoy en día no basta con estar presente y contactar con los clientes a través de múltiples canales. Las empresas deben dirigir su estrategia a la conexión entre todos los canales de una marca, de manera que se interrelacionen entre sí. Estamos hablando de omnicanalidad, un concepto que está cobrando cada vez más fuerza en las estrategias de marketing integrado de las empresas.

La omnicanalidad surge de la necesidad de las empresas de adaptarse a un cliente interconectado, ávido de información e inmediatez. Los usuarios de hoy en día están expuestos a grandes cantidades de información, a la que acceden a través de múltiples soportes como smartphones, tablets u ordenadores. En su relación con las empresas, exigen una comunicación que integre todos estos canales, incluyendo los físicos, de forma coherente y coordinada.

Una de las principales ventajas de ofrecer un servicio omnicanal es la construcción de puentes de comunicación con el cliente sin que importe el medio a través del que se desarrolla la interacción, además de crear una experiencia integrada de cara al usuario. Con la omnicanalidad queda patente la tendencia empresarial de convertir al cliente en el centro de todas las estrategias.

Para poner en marcha una buena estrategia basada en la omnicanalidad, las empresas deben comprender previamente el comportamiento y las necesidades de sus clientes. Una de las mejores herramientas para hacerlo es el Customer Journey Map. Partiendo de este punto, y en base a los resultados obtenidos de una investigación previa, el diseño de experiencias que relacionen la marca con sus demandas será mucho más sencillo y eficaz.

La importancia de conocer los puntos de contacto entre la empresa y el cliente está en que éstos nos permitirán crear un vínculo multidireccional con él. De esta manera, sabremos cómo y a través de qué canales introducir nuestra marca en sus rutas, logrando una mayor visibilidad y posicionamiento.

Surge así la necesidad de diseñar estrategias 360º que ofrezcan una experiencia tan satisfactoria de cara a nuestros clientes que los conviertan en prescriptores de la marca.